I.
La primera que me ocupa es la iniciadora de la muestra, que a su vez es la más accesible y ligera del grupo: Filmatron. En relación a esta, unas reminiscencias académicas aluden al caso sobre mi impresión de esta película.Como conclusión literal de esta entrega, queda claro que Parés & Cía. entienden al cine como el contraataque ideológico propicio en estos tiempos de la imagen.
II.
Capital (todo el mundo va a Buenos Aires), película siguiente en la programación, no decepciona porque no pretende mucho. No emociona ni conmueve por la sosedad como trata su tema: el desamor, ya abordado en n ocasiones sin más, como en este caso.
Aunque avalado por un manejo adecuado de los recursos del lenguaje cinematográfico, logrando una coherente puesta en escena, el argumento (o historia), que sería la base para explayarse en sus posibilidades, es como una anécdota común contable en cualquier "chupeta" sin mayor desvarío ni extrañeza, tanto para quien lo dice como para quien(es) lo escucha(n). Una simple y escueta sinopsis diría lo suficiente como para saber de antemano todo lo que el filme ofrece.
A todo esto, acorde a mi impresión del filme, cito una frase que conozco por experiencias diferentes a las que explico: "Mucho plato para tan pequeño churrasco" ¿Qué se entiende por esto? Para quienes les gusta la papilla, aclaro; pues que alguien puede tener muy claro su propósito y forma de expresar el mismo, o sea el bagaje y la experiencia para filmar, pero si tal propósito carece de originalidad y atractivo no generará interés en el antes ni habladuría bienintencionada en el después. Por eso, Capital (...) será olvidada por quien escribe tras esta crónica.
Tras ese largo poco inspirado, redundante en lo cotidiano y enfático en lo previsible, llega en la siguiente fecha, la tercera, una muestra superlativa de cómo tratar al (des)amor explotando lo complejo de su condición, a cargo de (varias) manos más duchas en el ejercicio. Si Capital sólo se sumerge 5cm. en el tema, El amor (primera parte) bucea a sus anchas por el mar que significa la pluralidad de entendimientos sobre esa misma materia.
Este filme posee el encanto del retrato fidedigno y desencarnado de la realidad amorosa, al mostrar sus pros y contras, su lobreguez y luminosidad, su florecer y fenecer sin mayor decoro ni efectismo. En pocas palabras, la verdad sin ambages.
Esta película propone un nada optimista ciclo vital de las relaciones de pareja, con Pedro y Sofía como álter ego de todos los vivientes de esa situación sentimental. Compuesto por 4 etapas, algunas más profundas y complejas que derivan subtítulos, este ciclo vital intenta dar luces generales sobre los aspectos varios que conlleva el emparejamiento afectivo (su inicio cursi, desarrollo decepcionante y final poco amistoso).
Dicho ciclo vital, según los autores de esta obra, al parecer expertos en materias del corazón, se divide de la siguiente manera: a) Flechazo; b) Primeros Pasos; c) Convivencia, c.1) el Sexo; d) Crisis, d.1) las discusiones, d.2) lo irritable, d.3) el aburrimiento, d.4) la desilusión; y e) Final. ¿Alguna duda? ¿Estás de acuerdo?, ¿en desacuerdo? ¿Falta o sobra algo? Bueno, cabe aclarar que esta es sólo una perspectiva de 4 cabezas (directores), valedera, pero no absoluta, pues si algo no busca El amor (p1) es decir lo irrefutable sino, más bien, lo cuestionable.
La cinta inicia con acciones y situaciones cándidas propias de una comedia romántica, idea que se refuerza con la parte documental de las risibles secuencias científicas sobre las hormonas amorosas, de apariciones esporádicas pero puntuales. En "La convivencia" perfila ya sus verdaderas intenciones, los episodios cómicos sólo son ironía de momentos tensos, ya no hay humor gratuito sino parodias de la degradación de las relaciones. Precisamente en ese ritmo de degradación progresiva llega hasta su lúgubre final, nada auspicio para los espectadores que recién se enamoran.
El amor (p1) fue mi preferida del ciclo, por su sinceridad a prueba de simpatía y por ser didáctica con lo emocional. Entrañable.
IV.
En la cuarta semana llega el infaltable placer culposo, con una pieza estrambótica y delirante como la ópera prima del autodenominado Tetsuo Lumiere, TL1, mi reino por un platillo volador. Película supuestamente autobiográfica, hilarante y desaforada en lo antojadizo y estúpido, que con estructura narrativa de falso documental engloba los más disparatados gags e incongruencias inverosímiles.
El acabado arroja a una obra de culto de lo estrafalario y de lo intencionalmente "mal hecho", que a pesar de la carencia de sentido coherente y convencional de su autor, este se las arregla para jugar con sus limitados recursos, en todo el sentido de la palabra, y así entregar sinceridad, arrojo y desinhibición en una cinta destacable por lo que alega y demuestra: amor insano al cinema.
TL-1... es un homenaje humorístico a todas sus influencias cinematográficas, tanto al humor de Buster Keaton, como a la puesta en escena de Melies, asimismo a la ciencia ficción serie Z y desparpajo en el hacer de Ed Wood. Todas características flagrantes en cada minuto de este metraje, que son ahora marca registrada del apasionado, excéntrico y "desvergonzado" Tetsuo. Un divertimento apreciable para cualquier amante del cine, especialmente para los entendedores de su esencia.
V.
Hablando de experimentos y visiones únicas, Puna, mediometraje experimental cerrador de la muestra, es una mirada onírica sobre la puna, sus paisajes, sus habitantes, sus quehaceres, sus sonidos, sus colores y todo lo que para el autor compone ese ambiente rural. Todo manipulado a su antojo no sólo gracias al montaje, que es determinante, sino desde la misma captación de las imágenes (las tomas), las cuales son aberrantes, movedizas, ralentizadas, estáticas, montadas o cualquier otra posible por la cámara y la mente. La mezcla del sonido sobrepone a las tomas captadas y/o creadas disonancias o efectos ajenos al contexto que se retrata, como clara muestra de composición de un collage audiovisual.
En términos generales, la imagen y el sonido propuesto por Khourian entregan una perspectiva singular sobre un paraje muchas veces visto como pintoresco y lastimoso, en vez de potencial dador de sensaciones extrañas a las que brinda la cotidianeidad urbana, este es uno de esos pocos casos. Puna fue la recibida con mayor desagrado por parte del público, quienes soportaron a duras penas su abstracción no muy fácil de leer.
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Gracias al ciclo los fines de semana de marzo se convirtieron en una posibilidad de descubrir nuevas muestras de pasión por lo audiovisual, asimismo la idiosincrasia argentina expuesta en cada filme proyectado: su rebeldía (Filmatron), su congoja (Capital), su (des)ilusión (El amor, primera parte), su hilaridad (TL-1...), su introspección (Puna) y un largo etc. que deja expectativas y deseos de seguir conociendo lo que se hace y piensa al sureste nuestro.
Fin de mes, fin de la muestra. Funciones a sala llena que dejaron risas, aplausos, aburrimiento y desconcierto, sensaciones e impresiones diversas sobre estas cintas marginales en su propio territorio, envidiadas -por lo hecho y por la forma de hacerse- no sólo por los peruanos sino por los que sufren lo propio (vecinos andinos y -porqué no- de lejanas latitudes poco conocidas). Es una paradoja que estando geográficamente tan cerca exista tan abismal diferencia en producción de cine, o léase cultura. Bueno, es un tema más socio-político que cinematográfico que merece ser discutido largo y tendido en un campo aparte y en una ocasión específica.
Para finalizar, cabe resaltar con tinta indeleble el aporte invalorable y determinante del centro cultural CAFAE-SE, principal recinto difusor del cine independiente en la actualidad (ya no sólo nacional -lo que de por sí ya es plausible- sino también de los vecinos hispanohablantes), que con su cómodo establecimiento albergó a los animosos asistentes del ciclo y a las películas protagonistas con familiaridad afetuosa. Con Argentina se ha dado el primer caso, esperamos expectantes y proactivos (como la gente de Cinencuentro) que sucedan muchos más, por el bien de nuestra cultura cinéfila, siempre ávida de descubrimientos y nuevas experiencias frente a una pantalla grande.
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