martes, 3 de junio de 2008

PREGUNTONA A RICARDO BEDOYA


I. ARRANQUE

Para empezar y ubicarnos, ¿qué película te indujo a la cinefilia? ¿Cómo, cuando y dónde la viste?

No creo que haya sido una sola película. Pienso que son circunstancias que te llevan a conocer el cine y apegarte a él. En mi caso, me llevaron al cine desde muy niño, tal vez porque a mi padre le gustaba ir y yo lo acompañaba. Empiezo a ir al cine a inicios de los años sesenta, con películas como Los diez mandamientos, Ben-Hur, El Cid, Lawrence de Arabia, Santo contra las mujeres vampiro, una película de Disney llamada Darby O'Gill and the Little People, Yolanda, la hija del corsario negro, Espartaco, Barrabás, El martir del Calvario, Madre india, entre otras.

La opinión de un crítico, independientemenete de la trayectoria de este, influye en un sector muy reducido de público. Estas personas en su mayoría son los del mismo gremio. Pero para esa minoría, ¿lo que pretendes con tus apreciaciones es ser didáctico e ilustrativo para un espectador común, y así este evalue más criterios en un filme? ¿Como educarlo?

No; no pretendo eso. Tendría que empezar a educarme yo mismo. El crítico es un espectador curtido, experimentado, tal vez avezado, que opina sobre una película. Lo hace a partir de su conocimiento sobre la historia del cine, su forma de expresión, la filiación de esa película con un género, un estilo, una visión del mundo, la obra previa del realizador o, tal vez, desde la ausencia de algunos de esos referentes, lo que ocurre con las cintas más radicales o experimentales. La del crítico es una opinión que el lector puede contrastar con su propia visión de la película. No concibo al crítico como un tipo que se la pasa recomendando cintas o disuadiendo al lector para que no vea las películas que a él no le gustan. Eso no es un crítico. La opinión crítica no se impone. Está allí y el lector puede o no coincidir con ella. Lo importante es que el crítico logre dar las razones de su gusto o su disgusto y que trate de encontrar un ángulo, un costado, una vía de acceso a algún aspecto de la película para tratar de discutir con ella o para ofrecerle al lector una vía de lectura de la cinta. La crítica debe ser argumentativa y no una mera acumulación de adjetivos.

II. LA HISTORIA QUE ÉL SABE

La historia de nuestro cine es prácticamente desconocida para los propios peruanos. Muchos creen que se inicia con Lombardi, otros menos con Robles Godoy, cuya obra también es poco conocida y difundida. ¿Qué obras resaltantes se encuentran en la época primitiva o en la de los antes mencionados?

La historia del cine peruano es larga, pero de existencia intermitente. Nació a fines del siglo XIX pero no logró consolidarse. La Primera Guerra Mundial causó la primera crisis de una actividad que se centraba en la realización de vistas de actualidades producidas por las más importantes empresas distribuidoras y exhibidoras de la época para deleite de la alta burguesía limeña, que se dejaba filmar para luego ir a contemplarse en la pantalla. Luego hay un renacimiento de la actividad cinematográfica durante la Patria Nueva de Leguía. Es un cine hecho para halago del poder y Leguía se convierte en el gran protagonista del cine peruano que se exhibía como complemento del cine de Hollywood, ya hegemónico.

La caída de Leguía paraliza al cine una vez más, pese a los esfuerzos de Alberto Santana, Francisco Diumenjo, Manuel Trullen, entre otros, para hacer una película sonora y parlante en los años iniciales de la década del treinta. El sonido llega recién en 1934, pero empieza a consolidarse a partir de 1937 con las películas de Amauta Films, que encarnan una concepción del cine como industria popular y masiva que no se consolida, apelando a géneros reconocibles por el público y a fórmulas que empezaba a perfeccionar el cine mexicano de la época (la mezcla de comedia urbana y melodrama; el filme de hacienda donde se procesan conflictos sentimentales y sociales; el filme de canciones insertas en el centro de una dramaturgia ajena al musical, como un modo de aprovechar las posibilidades del sonido). Amauta Films tiene grandes éxitos, como La bailarina loca, Gallo de mi galón, Almas en derrota, entre otras, pero no puede crecer ni mantener solidez en un mercado raquítico que empieza a ser afectado por la escasez de materia prima para filmar durante la Segunda Guerra Mundial y por la competencia inmensa del cine en lengua castellana, sobre todo de las películas mexicanas, potenciadas por el apoyo de los Estados Unidos en los días de la Segunda Guerra Mundial. El cine de Amauta Films es un cine para descubrir. Se puede encontrar una película sorprendente como Barco sin rumbo, y actores formidables, como el comediante Edmundo Moreau.

En los años cincuenta e inicios de los sesenta está la experiencia del cine del Cuzco, la llamada Escuela del Cuzco, que surge a mediados de los cincuenta. Lo mejor de ese cine está en el documental. En esos cortos inacabados o carentes de sonido que filmaron Manuel Chambi, Eulogio Nishiyama y Luis Figueroa.

En los setenta y ochenta, lo más interesante se concentra en el cortometraje que se hizo al amparo de la ley de cine dictada por el gobierno militar en 1972. Los cortos de Arturo Sinclair, Jorge Suárez, Pablo Guevara, Nelson García o Jorge Vignati.

¿Están perdidas o celosamente guardadas y conservadas? Sería determinante e histórico para nuestro cultura cinematográfica que este material se lanzara en edición DVD. ¿De quién depende su difusión?

Nunca hubo en el Perú el sentido de la conservación o la idea de que las películas conforman un patrimonio que se debe preservar. Manuel Trullen, fotógrafo de tantas películas desde la época muda, guardó durante muchos años numerosos rollos de las películas peruanas del pasado, pero luego pasaron a otras manos. Recuerdo que vi como una copia de La muerte llega al segundo show (1958) se despedazaba pese a haberse proyectado unos años antes. Había estado en una azotea durante años expuesta al sol y a los orines de muchos gatos.

Muchas de las películas peruanas del pasado se han perdido, tal vez para siempre. Otras se conservan, no siempre completas. Las de Amauta Films están en soporte de nitrato, lo que complica su exhibición pública. Las labores de restauración son muy caras, pero no te podría dar mayores datos sobre eso, porque los desconozco.

IV. ACTUALIDAD MULTIMEDIA

Esta era del DVD permite tener a disposición un cúmulo de títulos de distintos géneros, épocas y latitudes a precio de ganga, lo que beneficia indudablemente a la democratización de la cultura del cine. Una iniciativa importante, posible gracias a esta actualidad, es la formación y propagación de cineclubes independientes, que elaboran sus ciclos con las obras disponibles en los catálogos piratas. ¿Crees que esto se verá reflejado a corto plazo en una cinefilia cineclubera, mayor que la de antaño?

Creo que es una situación irregular y hasta cierto punto penosa. Es decir, tener que reconocer que la actividad cultural cinematográfica en el Perú está librada a la exhibición de copias en dvd que no siempre tienen las condiciones de calidad mínimas. El oligopolio de la distribución ha logrado beneficios tributarios en la importación de copias que les permite ingresar al país 150 copias de un blockbuster con el privilegio de ahorrarse los derechos aduaneros a cambio de reexportar las copias en un plazo de seis meses. Eso ha copado el mercado de blockbusters que se exhiben en turnos concertados que dejan poco espacio a cualquier otro tipo de películas. A causa de ese mismo beneficio aduanero, las copias de las pocas películas interesantes que llegan se reexportan en ese mismo plazo. Por eso, un cineclub equipado con proyectores de 35 mm no puede dar películas actuales porque ya no están en el mercado, ya se fueron del país.

Me temo que la "cinefilia cineclubera" de la que hablas ya no existe. Hay un pequeño grupo de cinéfilos que acude a los cineclubes, pero ya no se encuentran los llenos fervorosos de años pasados. Si hay una cinefilia actual, es más parcelada, especializada, confinada, aislada. Es una cinefilia que forma como pequeñas tribus (la del "gore", la del filme de culto, la del porno, la del anime, u otras) que intercambia títulos y consume en pantallas distintas a las tradicionales. La idea del cineclub de hoy en el Perú es casi virtual. Es una red de personas que bajan películas, las ven en su computadora, o sacan copias que luego hacen circular en los mercados paralelos donde son adquiridas por personas de similares preferencias. Me hacen recordar a los "hombres-libro" de Fahrenheit 451.

En Perú, especialmente en Lima, dos fenómenos contemporáneos como son la piratería y la globalización por internet confluyen para generar esta corriente bloggera muy diversa, en lo que a cine se refiere, claro. Una nueva promoción de cinéfilos comentan sus experiencias sin permiso de nadie y a su más personal estilo por este medio. ¿Cuál es tu impresión sobre este nuevo quehacer?

La corriente bloguera me parece muy estimulante en general, y no sólo en Perú. En realidad, la red ofrece casi lo más interesante que se publica hoy sobre cine. Eso ocurre en Estados Unidos (los blogs de David Bordwell y Rosenbaum, el de Chris Fujiwara, así como el de Chicago Reader), en Australia (Senses of Cinema), en Brasil (Contracampo), en Francia y en otros lugares. En Argentina y Chile se publican excelentes blogs de cine y de cultura en general (La lectora provisoria, La fuga).

La red permite publicar textos extensos y de calidad, como los que publica por ejemplo Senses of Cinema o Screening the Past, que exceden los límites que se establecen en las revistas impresas. Es verdad que la extensión puede ser un defecto por los problemas de lectura en la computadora, pero ofrece la posibilidad de la ilustración y el análisis con imágenes o fragmentos fílmicos respetados en su formato original.

Hablando de tu blog, Páginas del diario de Satán, ¿nació por un motor lúdico, político o se adscribe a la movida vivaz bloggera de predicar cinefilia? ¿Qué pretensiones para con este?

Páginas del diario de Satán no tiene otra pretensión que ser un espacio de opinión breve, actual, a veces polémica. No está concebido como un espacio de crítica ni de análisis y, por eso, no tiene ninguna relación con las noticias de actualidad. Además, es un blog abierto a las opiniones de varias personas, colaboradores que pueden discrepar entre sí.

Las revistas especializadas son un medio cada vez más caduco para mantenerse actualmente informado, es por eso que están en vías de extinción no sólo en Perú. ¿Cual es tu perfil idóneo para un medio impreso?

Las revistas impresas suelen tener limitaciones de diferente orden. Lo que se percibe ahora es una saturación de los espacios críticos. Es decir, la opinión sobre tal o cual película –e incluso su análisis- está cubierta por textos que aparecen en la red. Lo mismo pasa con la información sobre las películas. Ahora, así no lo queramos, vamos a ver una película sabiendo casi todo sobre su argumento y sus “secretos”. Por eso, pienso que concebir una revista impresa en el estilo de un magazín es un error porque supone dar más de lo mismo.

Pienso que las revistas impresas más interesantes de hoy son las que prestan atención a los asuntos temáticos generales o a los inactuales. Es el caso de la francesa Positif, por ejemplo, que encuentra su singularidad en los dossiers sobre directores como Richard Fleischer, Mario Camerini o Sacha Guitry, de los que la red casi ni se ocupa, o en tratar asuntos temáticos, como “lo sublime” o “la melancolía” en el cine o trabajar textos más teóricos sobre géneros, desde el western hasta el musical.

Lo mismo pasa con las canadienses CineAction o Cinemascope, que hablan del cine de ayer y de hoy desde perspectivas muy centradas y nada ligeras.

Creo que la revista impresa de cine de hoy gana interés en la medida de su especialización. Y no olvidemos que las revistas impresas aspiran a una permanencia mayor. El problema es que la especialización no consigue financiación así nomás. Mantener una publicación seria y exigente, en nuestro medio, supone tener detrás a una institución dispuesta a asumir los costos sin esperar una rentabilidad. Es difícil.

V. JALALENGUA

Las cuestionables películas oscarizadas son las principales animadoras de nuestra cartelera comercial anual. De Europa llegan más películas de género; y de Asia, fantasmas y mostruos inquietos. Esa es la constante de siempre. Empero hay notables excepciones de arribo tardío contables sólo con los dedos de una sola mano, que contrastan con la la mayoría hollywoodense que es el pan duro de cada día. Que estemos acostumbrados no quiere decir que nos guste. Entonces, a sabiendas que la crítica tiene una voz no muy oída, ¿qué tan importante es la prensa de espectáculos (o cinematográfica) para este fin difusor?

Siempre es importante la prensa cinematográfica. No todas las publicaciones pueden ser críticas o analíticas. La prensa cinematográfica da a conocer las películas que están en cartelera. El problema es que para cierta prensa parece existir solamente el cine que estrenan las compañías norteamericanas. Ellas son las que se benefician con los reportajes a los actores, las entrevistas telefónicas y las infografías. Eso es lo que debería cambiar. Creo que la prensa cinematográfica debería prestar igual atención al “otro cine” que llega a cuentagotas, pero que a veces llega.

¿Estás al tanto de las intenciones de los organizadores para el próximo festival de la PUCP? ¿Qué títulos son los que más suenan? ¿Hay material para mejorar la mediocre edición anterior?

No, no sé nada, aunque no es difícil adivinar. Mira los premios de los últimos festivales de La Habana y Cartagena y podrás tener una idea de lo esencial de la programación.


¿Te interesa la realización auiovisual?

No. Nunca me interesó.

¿Por qué?

Soy un espectador. Mi relación con el cine siempre fue de esa naturaleza. Ni siquiera me considero un crítico o un profesor. Lo soy, claro, pero como consecuencia de mi afición por el cine, de mi cinefilia. El día que deje de escribir y dictar clases y de hacer las cosas que hago vinculadas con el cine, seguiré viendo películas. La cinefilia ni toma vacaciones ni se jubila.