domingo, 7 de octubre de 2007

LITTLE CHILDREN (2006)




de Todd Field

Kate Winslet (Sarah Pierce), Patrick Wilson (Brad Adamson), Noah Emmerich (Larry Hedges), Jackie Earle Haley (Ronnie McGorvey)


En un ejercicio de redundancia audiovisual, explicativa y sabelotodo, una ubícua voz off narra los sentimientos más profundos de los personajes mostrados en imagen, subestimando a la gesticulación e histrionismo actoral, como si estos no fueran elementos expresivos suficientes para connotar emotividad fidedigna. Todd Field parece temer a la tergiversación de la esencia base de la novela homónima de Tom Perrotta, quien como co-guionista parece haber influenciado sobremanera en el acabado, o que la desconfianza de su capacidad como artesano visual le haya hecho obtar por el camino más sencillo, el de la descripción detallada facilista; pues el uso de la palabra off prepondera al de la imagen en los momentos más reflexivos, se describe la conciencia de los personajes en vez de mostrar la acción ('limpia') presta a interpretación y entendimiento, manera que hubiera producido mejores resultados por el peso nostálgico que imprime el silencio. En la película, la literatura usurpa el espacio del cine como intento vano de intensificar el melodrama, además de hacerlo más explícito e intelegible. Todas esas modulaciones resultaron contraproducentes, pues provocaron un ejemplo más de adaptaciones literarias fallidas en el cine. La imagen muestra y la voz explica, subestima al espectador. Little children, la película, es errática por su cobardía expresiva.

El relato no deja de proponer una perspectiva interesante: la del adulto que sigue siendo niño por la no consumación de su ideal primario, por la postergación de sus objetivos más elementales; frustración que no los deja crecer ni terminar de conocerse. Woodward court es el pueblo que alberga las historias a entrecruzarse entre una mujer antropóloga camuflada en ese pequeño pueblo conservador y aburrido; un joven padre que no consigue graduarse por su desidia para esa empresa; un ex-policía obsesionado con la vigilancia de un frágil individuo para -según él- salvaguardar al pueblo; y un pedófilo flacuchento (el frágil individuo), custodiado por su vieja madre, impotente ante sus instintos perturbados. Ese perfil de los personajes sugiere un drama existencialista y exigente, lo que la convierte en una iniciativa de lo más apreciable, pero su desarrollo estereotipado atonta la propuesta, dándosele mayor cabida al drama pasional entre Sarah (la antropóloga) y Brad (el joven padre), que a las potencialmente más atractivas historias del pedófilo y su obsesivo perseguidor, además del poco tino del realizador para fragmentar los cuatro casos proporcionalmente, ya que para la conclusión confluyen como ejemplos en el discurso redentor final. No hubiera problema si a Ronnie y a Larry se les tratara como lo que son: personajes secuendarios, que apoyan al desarrollo progresivo de la acción central; pero no es así, pues sus dramas no competen al de la pareja protagonista, son conflictos apartes y distantes, desdeñados y desperdiciados, interruptores e impertinentes para el film que Field propone al contar con Sarah y Brad como base protagónica.

A pesar de ese problema estructural las actuaciones son, por amplio margen, lo mejor del film. Jackie Earl Haley (Ronnie) transmite sumisión e impotencia, su rostro expresivo y alicaído perturba y conmueve por partes iguales. No puede hacer nada contra lo que ya se cimentó en su sicología -para los pacatos- perversa. Él sabe que su actitud no es aceptada por la sociedad, por eso se autoproclama imcompetente para la 'normalidad' amorosa, la cual prueba sin encontrar satisfacción alguna. Winslet como mujer en proceso de redescubrimiento pasional convence, de igual modo que Wilson (Brad), quien no desentona.

Little children apela al dilema de la madurez, así como el de la experiencia dadora de nuevas emociones y anhelos; marca el mensaje de arrepentimiento de las euforías mal llevadas, del desconocimiento de todas nuestras necesidades hasta que nos topamos con alguien que nos las ofrece. Es un cuento de reflexión y conciencia. Lástima que Field (in)utilizó esos elementos para intentar motivarnos con un frenesí de infieles aniñados.

1 comentario:

Leny Fernández dijo...

Mario me recomendó esta película... Espero que no se me pase como otras, para poder comentarla...

Saludos

Leny